La Región de Murcia es golf y mucho más. Los más de 300 días de sol al año son los culpables de que sea conocida como la Costa Cálida. Un destino que se desliza desde la exuberante naturaleza de su interior hasta la belleza de las playas, pasando por el patrimonio histórico de sus ciudades y su rica gastronomía.
Además, desde el Mar Menor hasta Torre Pacheco pasando por Cartagena, la Región de Murcia tiene campos de golf para todos los gustos. Todos se encuentran en un radio de 35 kilómetros y su diseño ha sido firmado por nombres como Jack Nicklaus, Dave Thomas o Severiano Ballesteros. El resultado es una gran variedad de campos que lo han convertido en uno de los destinos más deseados por los golfistas.
La Manga del Mar Menor
Cuando se recorre su costa, uno se cuela sin notarlo en esa singularidad geográfica de 21 Kilómetros de arena que separa sus dos mares: el Mar Mediterráneo y el Mar Menor, denominada La Manga. La laguna salada más grande de Europa, el Mar Menor, es un pequeño gran mar cálido, calmado y poco profundo que se convierte en un auténtico paraíso los 365 días del año y donde se practican vela, kitesurf, piragüismo o paddle surf.
Naturaleza Sensorial
Sentir el tiempo detenerse, centrarse en el bienestar y en los beneficios que aporta la naturaleza, la Región de Murcia tiene experiencias de todo tipo para embarcarse en un viaje irrepetible en entornos naturales únicos. Yoga entre caballos, observación astronómica, senderismo terapéutico o baños de bosque, son algunas de las experiencias dentro de la naturaleza sensorial de la Región.
El Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro
Es uno de esos lugares perfectos para huir de masificaciones. Esta reserva de aves migratorias es un paraíso para los amantes de la ornitología. Aquí se pueden avistar flamencos, que se han convertido en un símbolo indiscutible de este espacio natural. La primavera y el otoño son épocas muy adecuadas para visitarlo, sin embargo, es a finales de julio cuando se produce la mayor concentración de estas aves.
Ciudades Monumentales
Para quienes buscan ciudades con patrimonio histórico Murcia y Cartagena son dos de los mayores atractivos de la Región de Murcia. En Murcia, la Catedral de Santa María La Mayor es una pieza clave del barroco español y uno de los edificios más importantes de la ciudad. Su torre campanario de 93 metros, es la segunda más alta de España, solo por detrás de la Giralda de Sevilla.
Cartagena con más de 3.000 años de historia, ha sido escenario de algunos de los pasajes más increíbles de la historia. Hoy, esta ciudad púnica, romana, militar y modernista ofrece tantas cosas que ver y hacer que no es de extrañar que sea uno de los destinos más seductores del Mediterráneo. Su máximo exponente es el Teatro Romano, construido en tiempos del emperador Augusto y actualmente restaurado.
El paraíso del submarinismo
Los fondos marinos de la Región de Murcia son el paraíso del submarinismo por su variada fauna y flora y por los numerosos pecios históricos que guardan sus aguas y que cuentan con la mayor concentración de barcos hundidos históricos en el Mediterráneo.
La Costa Cálida cuenta con 17 centros de buceo donde se imparten desde bautismos hasta cursos de buceo, tanto para los no iniciados, como para los más experimentados.
Gastronomía
La gastronomía es una de las señas de identidad de la Región de Murcia. Sus 1.001 sabores hacen que, inevitablemente, el viajero amplíe su vocabulario gastronómico con delicias como la ‘marinera’, el pulpo al horno, el ‘zarangollo’ o el ‘arroz caldero’. Y para poner el broche de oro con el postre, un ‘paparajote’ acompañado de un ‘café asiático’.
El vino también tiene su propia identidad en la región. Sus vinos procedentes del altiplano conocido como “Reino de Monastrell”, son genuinos y de calidad reconocida y maridan a la perfección con las particularidades gastronómicas de la Región de Murcia. Además, sus tres D.O., Bullas, Jumilla y Yecla, cuentan con rutas del vino certificadas por la Asociación Española de Ciudades del Vino. Esto significa que también es posible asistir a catas, visitas a bodegas, paseos entre viñedos y a muchas otras actividades con las que convertirse en todo un enófilo.