El Pure Silk Bahamas LPGA Classic ha demostrado que el golf actual ha cedido terreno a la potencia y la agresividad en campos cada vez más extensos frente al control y precisión del putt, y lo acontecido esta semana en el LPGA Tour así lo confirman.
El -18 que había acumulado durante las cuatro jornadas la número tres del mundo, Stacy Lewis, en su intención de liderar el Rolex Ranking en 2014, basándose en su consistencia y acierto en los greenes deberían haber sido suficiente. Cerró su último hoyo de manera intachable; un par 5, dos impactos para llegar al green y dos para embocar su bola con un exquisito juego corto.
Desde el 17 Jessica Korda, también con menos dieciocho, intuía la seguridad de la líder en dirección casa club. Korda solo cuenta con una victoria en el circuito, frente a la experiencia de Lewis, y no es en lo único que son diferentes. Si Lewis basa su juego en el control, Korda recurre a la agresividad y la fuerza propia de su juventud.
Mientras Lewis necesita una madera para cubrir su distancia al green, con los riesgos que ello conlleva, como dejarla en el rough, Korda recurre a su hierro 4 para que su bola bote en el green, llegara a la grada, tuviera opción de dropar y pateara desde la hierba alta.
Stacy tendría que recurrir a un chip que dejaría su bola a más de cinco metros del hoyo y errar su primer putt, mientras que Korda pateó dos veces para embocar su bola. Victoria para la potencia controlada del hierro 4.
Azahara Muñoz terminó decimoctava con menos diez, un buen resultado en el primer compromiso de la temporada.