Entrevista Ricardo de Miguel, Golf Manager del Real Club de Golf Las Brisas

Primero en el mundo amateur y luego como jugador profesional, Ricardo de Miguel se propuso ser profesional de club en un tiempo en el que no había muchos que eligieran ese camino

Las Brisas Ricardo de Miguel

Ricardo de Miguel comenzó con 10 años ayudando a su padre en las tareas del Real Club de Golf Las Brisas en el año 1968, aunque por esa época el club se llamaba Golf Andalucía la Nueva. Así que no se puede decir que el club no le corra por la sangre.

Primero en el mundo amateur y luego como jugador profesional, Ricardo de Miguel se propuso ser profesional de club en un tiempo en el que no había muchos que eligieran ese camino. Sobre todo, desde que en 1996 la junta directiva de Las Brisas le propuso sustituir a su padre, el cual se retiraba. Para él fue un honor volver a su club de toda la vida y poder seguir vinculado al golf, aunque no fuera como jugador profesional. Así que si hay alguien que pueda contar cómo es el Real Club Las Brisas desde luego ese es Ricardo de Miguel.

Seve Ballesteros y Ricardo de Miguel

¿En qué ha consistido su labor en el club?

En mi primera fase desde 1982, fui profesional del club impartiendo lecciones a los socios y en mi segunda fase desde 1990 fui director deportivo. Además, en esta segunda fase era responsable de la gestión de la tienda que pertenecía al club, del personal relacionado con recepción, de los starters y marshalls y del cuarto de palos. Posteriormente me he ocupado de la gestión de las competiciones.

¿Cuál ha sido la evolución del Real Club de Golf Las Brisas durante todo este tiempo?

Hay que tener en cuenta que Las Brisas es uno de los campos pioneros de la Costa del Sol y como el turismo en la zona, ha evolucionado para convertirse en nuestra principal industria. En sus inicios lo importante era atraer al mercado turístico, sobre todo, con la construcción de Puerto Banús. Esto fue un gran reclamo para el golf y la llegada de famosos y realeza a la zona. Entonces el club empezó a tener una gran actividad también por su calidad de diseño, un enclave perfecto y el clima envidiable de Marbella.

Posteriormente cuando Las Brisas fue vendido a los socios la política cambió y se dejaron de vender tantos greenfees al público cambiando radicalmente su política a un club privado.

A lo largo de su carrera ha conocido muchos clubes de golf. ¿Qué diferencia al Real Club de Golf Las Brisas del resto?

He jugado en muchos campos y en distintas partes. Cuando volvía a Las Brisas siempre me decía, estoy trabajando en el mejor sitio y en el mejor campo, ¿Qué más se puede pedir?

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

Lo que más me gusta es la variedad de cosas que se hacen cada día. La monotonía no es parte de este trabajo. También la empatía con los socios para poderles facilitar cualquier necesidad que demanden. Aquí en Las Brisas todo personal está muy comprometido y concienciado con la tarea de servicio al socio.

¿A qué le gustaría dedicar su tiempo cuando se retire?

Mi gran afición son las motos, tanto de campo como de asfalto. Me gustan todos los deportes en general y sobre todo tener más tiempo para jugar al golf. Casi todo en la vida va y viene, pero el tiempo solo va. Cuando llegue la jubilación intentaré disfrutar del tiempo, que según pasan los años se hace más valioso.

¿Qué es lo mejor que le ha dado el golf?

Pues el golf me ha dado todo en la vida. Poder conocer a tanta gente de todos los ámbitos sociales.

De no haber sido profesional de golf, ¿qué le hubiera gustado ser?

Nunca me he propuesto otra opción, dada la diversidad de facetas que tiene esta profesión.

¿Cuál sería su partida perfecta?

Mi padre, mi hermano y mi hijo. Aunque durante mi etapa como profesional en La Cala Golf mi partida más divertida fue con Jan Sonnevi, Derek Strachan y mi asistente Thomas Jensen.

¿Con qué jugador se quedaría de los antiguos? y ¿de los actuales?

De los antiguos, sin duda Ben Hogan, todavía se sigue estudiando su técnica. De los nuevos, Jon Rahm es un portento al igual que lo fue Seve, pero lo que más me gusta de él es el cambio de carácter, para bien, desde que paso a profesional.

¿Cómo cree que ha cambiado el mundo del golf desde que usted empezó?

En el terreno deportivo ahora los jugadores están mucho mejor física y técnicamente, esto junto con la mejora del material y los cuidados de los campos hacen el cambio sea, en mi opinión, radical. En el aspecto más social del golf el problema es la masificación de jugadores, particularmente desde la pandemia.

Pero para mí la gran diferencia es el cuidado en las reglas de etiqueta. Antes se era más estricto en los temas de reparación de piques, chuletas, vestimenta, etc. Echo de menos ese aspecto, aunque por supuesto, muchos jugadores lo cumplen de manera intachable.

Los últimos años en el golf han sido algo convulsos por la irrupción del nuevo circuito LIV Golf. ¿Qué opinión le merece esto?

Creo que la gente quiere cosas nuevas y el LIV es un verdadero espectáculo. Lo que sí tengo claro es que tienen que ponerse de acuerdo LIV y PGA, de lo contrario el más débil económicamente terminará desapareciendo porque los patrocinadores buscan a los buenos jugadores y la mayor afluencia de público.

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