Billy Horschel tuvo su primera gran oportunidad de victoria este año hace un mes en el Shell Houston Open, torneo que ganó D. A. Points. Desde entonces, ha estado rondando la victoria de torneos como el Valero Texas Open, en el que finalizó tercero, o su novena plaza en el RBC Heritage. Todo pareció cambiar en Houston, pasando de un jugador que luchaba años atrás por mantener la tarjeta, a ser un jugador con ansia de victoria.
Esta vez, en el Zurich Classic of New Orleans partía al inicio de la jornada final a dos golpes de Lucas Glover, líder del torneo.
Comenzaba Horschel de manera templada, pares en los cuatro primeros hoyos. Intensificó su juego en el hoyo 5, como si de calentar se tratase, para volver al par en el sexto green. A partir de este hoyo, Horschel ya había afinado su juego y estaba preparado para dar un recital sobre la hierba del TPC Louisiana. 6 birdies consecutivos desde el hoyo 7 al hoyo 12 lo situaban en primera posición a falta aún de seis hoyos para el final.
D.A. Points, que partía en la misma posición que Horschel a dos del líder, no partía con la misma soltura. Tan solo dos birdies en sus primeros nueve hoyos. Pero al cumplir la mitad de su vuelta, el norteamericano despertaba y ponía toda la carne en el asador. Cuatro birdies consecutivos del 10 al 13 lo volvían a introducir en la batalla por el título, y su birdie en el 18, lo situaba como ganador del torneo con -19. Una vuelta la de Points de 65 golpes. Extraordinario trabajo el del jugador. Lástima que Horschel fuese tocado ese día por el dios del golf y estuviera desplegando un juego sin posibilidad de respuesta. Llegaba al 18 para cerrar su juego con un putt de más de ocho metros, que terminaba embocando para un total de -20. La euforia fue total para celebrar su primer título del PGA Tour y dos años de exención.