Tiger Woods ha recuperado la corona y el cetro propios del número uno del golf mundial en un torneo disputado en Bay Hill que parece hecho a medida del californiano, el Arnold Palmer Invitational, siendo este la octava victoria en dicho torneo, el tercero de los títulos del PGA Tour de esta temporada y el 77º triunfo en este circuito. Pasados casi tres años, las polémicas y las lesiones, Tiger vuelve a ser el rey por méritos propios.
Tras la suspensión del juego en la jornada del domingo por causas meteorológicas, Woods partía en la reanudación con tres golpes de ventaja sobre sus rivales, lo que parecía no serle suficiente, manteniendo la actitud que lo hacía, y hace, tan temido entre sus adversarios. La actitud de un competidor nato, la necesidad de entregarse al máximo aún sabiéndose ganador. Su potencia desde el tee y su excelente juego corto le valió en los dos primeros pares 5 de los nueve hoyos iniciales sendos birdies. Esta puntuación suponía una ventaja de cinco golpes frente a sus perseguidores.
Lo acontecido en el hoyo 8 rompió la línea trazada hacia un triunfo sin errores. Su bola volaba a la derecha desde el tee y suponía un bogey que emborronaba, aunque fuera de manera ínfima su tarjeta. El par obtenido en el siguiente hoyo tampoco era lo esperado, pero era una manera de elevar de nuevo el vuelo.
Como un espectador de lujo, Rickie Fowler veía como Tiger iba cumpliendo hoyo tras hoyo sin dar opción al asalto del trono. La promesa naranja del golf estadounidense no aprovechó sus oportunidades para birdie en los primeros hoyos, pero supo ver una oportunidad tras el error de su compañero de recorrido en el 8. Fowler cerraba el 9 con un birdie desde el borde de green e insistía en su ataque al cabeza de clasificación con un nuevo birdie en el 14, situándose a tan solo dos golpes de Tiger Woods. Y es en estas situaciones donde el carácter e cada jugador sale a relucir. Llegaban al 16, un par 5 relativamente fácil. Y hacemos hincapié en la relativa sencillez del hoyo. Cuando el actual número uno duerme su bola en el bunker y una promesa del golf mundial ahoga dos veces su bola en el lago para terminar cerrando con triple bogey, no podemos más que relativizar sobre la dificultad del hoyo. Si bien Tiger tiene la capacidad de hacer sencillo lo que implica cierta dosis de dificultad. En esta ocasión sacaba la bola desde la arena para aterrizar en el green y cumplir satisfactoriamente con la opción de birdie.
El camino al hoyo 18 prometía ser un paseo propio del retorno de un rey, como en las 7 anteriores victorias del californiano en el Arnold Palmer Invitational.
Y quizás por ello, la situación que vivió para alcanzar la última bandera y zanjar con el juego supo sacarle una sonrisa a Woods. Fallaba desde el tee, recuperaba calle, se dejaba la opción a jugar un putt de 20 metros, que finalmente serían tres las ocasiones en las que usaría el putt. Tras dos años y pocos meses sufriendo críticas, lesiones y desilusiones, estos detalles eran los últimos obstáculos que retrasaban su ascenso al número uno del ranking mundial.
Fernández-Castaño finalizó en tercera posición, llegando a estar en segunda a tres golpes del líder, pero tres bogeys lo situaron en tercera posición junto a Mark Wilson, Keegan Bradley y Rickie Fowler.