Ha conseguido superar uno de los objetivos de su carrera. En The Memorial Tournament, alcanzó e igualo el record de Nicklaus con 73 victorias en el PGA Tour. Con la victoria obtenida en el AT&T National, supera a una de las leyendas del golf, aunque todavía nadie ha podido superar todavia el número de majors ganados por Nicklaus, se sitúa como segundo jugador con más victorias en el circuito americano, tras Sam Snead, y demuestra que áun hay que contar con él en las apuestas por la victoria. Tiger Woods ha vuelto, de nuevo.
Y lo ha hecho superándose a sí mismo, mejorando el swing desde el tee, la aproximación al green y reduciendo el número de putts para hacerse con el terreno. Potencia, exactitud y precisión.
Ya demostró las primeras jornadas en el Olympic Club, durante la disputa de US Open, que la vuelta del mejor Woods era posible. En lo que va de temporada, es el único jugador en ganar tres torneos en el circuito del PGA. Y batiendo estadísticas y registros, a la vez que acallando críticas sobre él, su juego y su propio entrenador. El nuevo objetivo de estas críticas es su dependencia del swing.
Pero también vuelven las alabanzas sobre su juego preciso y tal vez un poco más arriesgado, algo patente durante el Memorial y este AT&T National.
Como ejemplo, lo acontecido en el hoyo 12. Tras una mala salida, su bola terminó tras un árbol. Un golpe bajo con el 9 le sirvió para superar el obstáculo y dejar la bola en el green. Y es que se puede decir que es un juego arriesgado cuando no sabes qué resultado va a tener. Tiger Woods sabe lo que hace, y es lo que está volviendo a proyectar, confianza, control y seguridad en sus posibilidades.