No pudo ser. Sergio García partía con dos golpes de ventaja en el Deutsche Bank Championship, tras 54 hoyos muy trabajados, con un juego impecable y una solidez estratégica que lo habían posicionado en lo más alto de la clasificación, pero el golf, nos guste o no, es uno de los deportes más justo.
Sergio cedía al bogey en el hoyo 2 y repetía en el 4. El birdie en el 5 hacía volver a confiar en una victoria, redoblando esfuerzos, pero el de Borriol no conseguía mantener la racha, y no porque no lo intentara, pero el 6 y el 7, ambos con sendos bogeys, lo iba alejando del camino a la victoria de forma inexorable.
García en ningún momento cedió la victoria. La luchó, pero la suerte no estuvo con él. Un último bogey en el hoyo 14, parecía haberle despertado, y respondía con birdie en el 15. Se escapaban por poco en el 16 y el 17, y certificando su intención de lucha, firmaba con birdie en el 18 para clasificarse en cuarta plaza. No es un mal resultado, pero lo tenía más fácil que en otras ocasiones. Quizás esté ahí el problema. Estadísticamente, Sergio solo ha ganado 3 de 10 torneos en los que ha llegado como líder en la jornada final. Seguramente el segundo español con más títulos en el PGA Tour, a una sola victoria de Seve que consiguió nueve, se replanteará su estrategia
para próximas pruebas.
La victoria para Henrik Stenson, que como venimos diciendo se ha revelado como el jugador del verano, con una regularidad encomiable y amenazando todos los lideratos de los torneos que ha disputado, todo ello aderezado con una exhibición de golf en cada ronda. Las clasificaciones hablan por si solas: segundo en el Open Championship, el Bridgestone Invitational y Shell Houston Open, tercero en el Scottish Open, el PGA Championship, quinto en The Players, líder de la orden de mérito europea…
Solo le faltaba un pequeño detalle. Ganar. Ha acariciado con la punta de los dedos algunos de los títulos citados, pero la victoria no llegaba. Pero todo tiene su momento, y el momento de Stenson ha sido el segundo de los playoffs de la FedEx Cup, el Deutsche Bank Championship. Y eso que Stricker se empeñó en todo lo contrario, con cierta opción a conseguirlo levemente en los últimos compases.