Hace tiempo que un destino no nos sorprendía tanto en Ruta21. En estos siete años de programa hemos aprendido que no siempre tenemos que hacer grandes viajes para llegar a lugares paradisiacos; aquellos que miramos con anhelo en Instagram o Facebook y que en ocasiones parecen utópicos.
Los que vivimos en España deberíamos recordar, más a menudo, que nuestro país vecino alberga joyas de muchos quilates, y que podemos disfrutar de ellas sin necesidad de cruzar océanos, ni subirnos a un avión necesariamente.
¿Quién no ha oído hablar de la luz del Algarve, la nostalgia de Oporto o la bohemia de Lisboa? Os invitamos a conocer otra luz y nuevos colores a tan sólo media hora de la capital portuguesa.
La ciudad de Cascáis tiene su origen como pueblo de pescadores y guarda un bonito centro histórico que merece la pena ser caminado. La Fortaleza da Cidadela data del siglo XVII y protegía la bahía de Cascáis, formando parte de un cordón de artillería costera, que defendía las zonas cercanas a la capital. En el centro de la ciudad nos encontramos aún con los restos de lo que era el pueblo de pescadores.
Un legado familiar de más de cien años dio como resultado el desarrollo sostenible de Quinta da Mariña, una urbanización y club deportivo ubicado en el corazón del Parque Natural de Sintra-Cascáis y a tan sólo 10 minutos de la ciudad de Cascáis.
El colofón llegó en 2001 con la inauguración del campo de golf de Oitavos Dunes y la creación del hotel The Oitavos en 2010. Como dato anecdótico cabe mencionar que en el año 2005 el malagueño Pablo Martín Benavides se proclamó vencedor en el Open de Estoril, disputado en Oitavos Dunes, consiguiendo el record de amateur más joven en vencer en el European Tour.
Para nosotros este resort de golf ostenta la categoría de paraíso por muchos motivos. Su entorno habla por si solo, su campo de golf nos cautiva y su hotel nos sorprende desde que llegamos. Aquí el lujo se concibe en luz y espacio, cada habitación tiene 64m cuadrados y todas tienen imponentes vistas sobre el Atlántico. El Spa rebosa luz natural y desde la sauna o el baño turco podemos divisar sin ser divisados, las dunas y los pinos que rodean el hotel. El trato es exquisito pero cercano, el hotel es lujoso pero no ostentoso y la gastronomía es una de las mejores que hemos probado en Ruta21.
No es un hotel con campo sino un hotel en el campo. Salimos de la habitación y en cuestión de minutos estamos sobre el verde, dándonos la posibilidad de coger nuestro buggie en el propio hotel. Oitavos Dunes tuvo siempre muy presente la protección medioambiental. No en vano ostenta reconocimientos únicos como el Golf Audubon Signature Sanctuary, un certificado que pone de manifiesto el cuidado de la fauna y la flora de este paraje.