El golf español ha arrasado en el Campeonato del Mundo Universitario que se ha celebrado en el campo de golf de Liberec, en la República Checa, una afirmación sustentada en el hecho de que ha acaparado la medalla de oro en todas las categorías, un hito que ya consiguiera en la edición de 1992, cuando Palma de Mallorca acogió este Mundial Universitario.
El dominio incontestable, de principio a fin, del equipo español masculino y la lucha sin cuartel hasta el último hoyo contra Estados Unidos en categoría femenina, desnivelada in extremis del lado español, constituye el resumen de una competición que desbordó color rojo desde el primer momento.
Por si fuera poco, en categoría individual los mejores han sido asimismo dos españoles, Carlos Pigem y Camilla Hedberg, mientras que Juan Francisco Sarasti se colgó al cuello la medalla de plata y Marta Sanz hizo lo propio con la medalla de bronce.
Ocho golpes de ventaja en la primera jornada sobre el segundo clasificado, veinte sobre Irlanda e Inglaterra al alcanzarse el ecuador de la competición, veintitrés sobre los irlandeses a falta de una jornada, todo estaba visto para sentencia en categoría masculina ante el espectacular acierto de los jugadores españoles, Carlos Pigem, Juan Francisco Sarasti, Jacobo Pastor, Scott Fernández, capitaneados todos ellos –al igual que el equipo femenino– por Luis Méndez y asistidos por el técnico Álvaro Salto.
De hecho, en la primera jornada todos los integrantes del equipo español presentaron un resultado bajo par, destacando la actuación de Jacobo Pastor, que firmó 64 golpes, la mejor tarjeta del día, nada menos que 8 bajo par que pusieron de manifiesto su gran inspiración a lo largo de todo el recorrido. Por su parte, Juan Francisco Sarasti y Carlos Pigem lograron un meritorio 67 –lo que les situaba momentáneamente en el sexto puesto en la clasificación individual–, mientras que Scott Fernández también restó dos golpes al campo, con 70 golpes.
En la segunda ronda volvieron a destacar Scott Fernández y Jacobo Pastor, con 69 golpes, pero en esta ocasión fueron Carlos Pigem y Juan Sarasti los mejores, con 64, actuaciones combinadas sobresalientes concretadas en 197 golpes que despegaron hacia el cielo al equipo español.
Una tercera ronda de consolidación igualmente brillante y otra más, la final, para evidenciar un dominio poco usual llevaron al combinado español a lo más alto del podio.
El equipo femenino, también medalla de oro
La tremenda superioridad española en categoría masculina contrastó con la enorme emoción que rodeó el desenlace de la competición femenina, donde España entabló un mano a mano espectacular con Estados Unidos desde la primera jornada, un rival en ocasiones insuperable a pesar de que las golfistas españolas rendían a un sobresaliente nivel.
Suecia y China Taipei comenzaron dominando un torneo condicionado en muchas ocasiones por las malas condiciones meteorológicas que obligaron a suspender momentáneamente la competición en varias ocasiones. A la zaga, a apenas un suspiro, estadounidenses y españolas tomaron la alternativa en el marcador en la segunda jornada, siete golpes de ventaja a favor de las primeras que suponían una diferencia significativa de cara a las dos rondas finales a pesar de que el acierto de Camilla Hedberg, Marta Sanz y Rocío Sánchez Lobato era evidente.
Las dificultades para el equipo español se incrementaron en la tercera jornada por una indisposición de Rocío Sánchez que mermó su juego, una adversidad adicional que espoleó a Camilla Hedberg, 67 golpes, y, sobre todo, a Marta Sanz, 64, actuaciones ambas decisivas que situaron a España a solo dos golpes de las norteamericanas con una jornada para la conclusión.
La tremenda igualdad entre ambos países se reprodujo en la ronda final, alternativas diversas desniveladas de manera espectacular por Marta Sanz, fuera de límites con la primera bola antes de rubricar birdie con la segunda, un resultado que significaba el empate a 545 golpes con Estados Unidos pero que relegaba a las norteamericanas a la segunda plaza tras la aplicarse el reglamento, que establece el desempate teniendo en cuenta las últimas vueltas, mejores en el caso español.