Lo cierto es que la incertidumbre está atacando eventos deportivos de toda índole y tamaño. Aunque todavía queda para la celebración de la Ryder Cup 2020, que tendrá lugar del 25 al 27 de septiembre en el campo de Whistling Straits, en Wisconsin, más allá de si se celebrará y en qué condiciones, si algo distingue a la competición es la pasión con la que se vive el enfrentamiento entre Europa y EE.UU., tanto por los aficionados, como por parte de los jugadores.
Tanto Harrinton, el capitán europeo, como Steve Stricker, el capitán estadounidense, han hecho público un mensaje en el que destacan que «hoy Europa y Estados Unidos están más unidos que nunca».
«Es un tremendo honor ser capitán de la Ryder Cup. Disfrutaré los próximos 20 meses trabajando por la defensa del título en Whistling Straits», señaló Harrington, cuando en 2019, fue nombrado para capitanear el equipo europeo.
Padraig Harrington ha ganado en su carrera 14 títulos del European Tour, entre ellos dos Open Británicos consecutivos en 2007 y 2008, además de un US PGA. Desde que debutara en 1999, Harrington empezó a destacar y a ser un jugador con muchísimo peso en el panorama internacional, tanto que llegó a estar 300 semanas en el Top Ten del ranking mundial.
Dicen que los irlandeses son, por naturaleza, las personas más optimistas del mundo. Pues si necesitamos alguna prueba de ello, Padraig Harrington, es la prueba viviente. Lo cierto es que el jugador acusó un bache en su carrera que terminaría con su triunfo en el Honda Classic del PGA Tour en 2015. Hasta llegar a ese momento, la caída de Paddy, desde lo más alto del ranking mundial pareció no tener fin y, aunque muchos en su situación, hubieran tirado la toalla, el irlandés continuó con su batalla a la mediocridad y su paciencia se vio recompensada.
Tras cinco años de desánimo en su golf, viendo como caía en los rankings mundiales con la consiguiente pérdida de exención en el Masters y de los privilegios en el PGA Tour, Harrington, pasó horas trabajando el aspecto mental del juego junto con su coach Bob Rotella, uno de los psicólogos deportivos de mayor prestigio mundial.
Desde el punto de vista más puramente mediático, Harrington es una joya; siempre encantado de hablar en las salas de prensa, de hecho, a veces es difícil callarlo. Recuerdo una entrevista de 30 minutos cuando ganó en 2001 el Volvo Masters en Valderrama en la que sólo conseguimos hacerle 3 preguntas.
Durante esos años, el comportamiento de Harrington fue intachable. Se las arregló para sonreír, probablemente porque siempre se culpó a sí mismo en vez de al juego por su falta de forma. Otra prueba de su comportamiento fue que Padraig estaba tan convencido de que el trabajo duro, finalmente daría sus frutos, que ni una sola vez se acogió a la exención de la PGA basada en los ingresos de su carrera y en su lugar, prefirió depender de las invitaciones de patrocinadores. Una decisión inteligente, ya que el afable irlandés, no lo olvidemos, ganó dos Open Británicos y un US PGA en poco más de un año, siempre sería bienvenido a grandes eventos corporativos.
Se ha dicho con frecuencia que, desde el punto de vista del golf, Harrington es demasiado inteligente para su propio bien, lo que dio como resultado que pensara que su cerebro estaba totalmente entumecido. Por razones que sólo él conoce, permitió que su juego se viera afectado por algo parecido a una parálisis mental. Todo ese trabajo mental cosechó su recompensa y realmente no podría haberle pasado a un tipo más amable.