Steve Stricker y Troy Matteson. Ellos fueron los protagonistas de un duelo de birdies a lo largo de la semana en el TPC Deere Run. Solo estaban ellos dos, rivalizando por el triunfo, sin fijarse en su alrededor, solo en su oponente más directo. Si Stricker firmaba birdie, Matteson no hacía menos. Pero está claro que este ritmo no se puede seguir durante todo el torneo y entonces ocurrió lo más pausible, apareció otro competidor por el John Deere Classic, Zach Johnson.
Zach, ganador del Masters 2012, dio el golpe durante la cuarta jornada. Una tarjeta limpia de bogeys, seis birdies en 10 hoyos y una solidez y concentración que le supuso la victoria de un trofeo al que le tenía muchas ganas.
La ventaja de Matteson de cuatro golpes sobre Johnson se antojaron a poco. El hoyo 15 sería el punto clave de su derrota al firmar un doloroso doble bogey quedando a dos golpes de Zach, aunque eso no le impediría al hasta entonces líder Matteson luchar y demostrar con un eagle en el 17 que era el mismo que firmó 61 gopes en la primera jornada y que no estaba dispuesto a ceder la victoria sin pelear. Ese eagle suponía un mano a mano decisivo en el 18 frente a Zach Johnson. Ambos jugadores enterraban sus bolas en el bunker izquierdo del hoyo 18. Solo había un camino correcto, ya que el más mínimo error llevaba al agua o a un juego en pendiente. Ambos terminaron en el agua, firmando sendos dobles bogeys y listos, y mojados, para disputar el mismo hoyo para playoff.
Johnson repetía la jugada y aterrizaba en la arena del bunker y con un golpe perfecto, la bola botaba al borde del green. Lo siguiente, un golpe maestro que cerraría el torneo y que le supone su 9º victoria profesional y su segunda del año.