A sus 74 años, su leyenda sigue viva. 18 Grandes, el último con 46 años. 20 si se cuentan sus dos Abiertos de EEUU Amateurs, y sin sumar los 8 más que ganó ya como jugador Senior; 113 victoria y más de 300 campos diseñados por todo el mundo.
Hablar de Jack Nicklaus es hablar de una leyenda, historia viva del golf. Él, junto a Arnold Palmer y Tom Watson forman el triunvirato del golf en la actualidad. Pilares de este deporte que perdió a su más querido miembro con la prematura muerte de Seve Ballesteros.
Quién iba a presagiar que el hijo del farmacéutico, aquel niño rubio de los suburbios de Upper Arlington en Ohio superaría la polio y llegaría a convertirse en uno de los mejores golfistas de la década de los 60-70. Y eso que se inició en el golf por accidente, nunca mejor dicho. Su padre se lesionó un tobillo y el médico le recomendó andar varios kilómetros al día, por lo que se decidió por jugar al golf. Y en muchos de sus paseos se llevaba al pequeño Jack, que mientras le hacía de caddie, la semilla del golf iba prendiendo en él.
A los 10 años comenzó a jugar al golf realizando 51 golpes en 9 hoyos, un poco tarde si lo comparamos con talentos como Tiger Woods (a las 3) o Rory McIlroy (a los 5 años ya asombraba al mundo). A los 12 ganó su primer título de cinco consecutivos en el torneo junior del Estado de Ohio. Ganó el Abierto de Ohio en 1956 a los 16 años, compitiendo contra profesionales.
Y a partir de ese momento se fue forjando la leyenda del que ha sido considerado como el mejor golfista de la historia, pese a la “Armada” de Arnold Palmer, ya que fue el primero en ganar tres veces los cuatro torneos de Grand Slam (Woods lo igualó en 2008), aunque no consiguió la hazaña de lograr los cuatro en una sola temporada. Ese récord queda aún reservado a Bobby Jones.
Pero todo gran hombre tiene en frente un gran rival que aumenta y magnifica su leyenda. Ese fue el caso de dos grandes Arnold Palmer versus Jack Nicklaus. Su primer enfrentamiento fue en 1960, cuando Jack aún era un brillante amateur de 20 años, su deslumbrante actuación en el Open de EEUU de ese año empezó a verter ríos de tintas, sobre todo porque se enfrentaba nada menos que a Arnold Palmer, que necesitó aplicar su mejor golf para imponerse al empuje del que después bautizarían como el Oso Dorado. Jack terminó segundo con 282 golpes, a tan sólo dos de la superestrella. Un resultado que sigue siendo el mejor score de un jugador amateur en la historia del Abierto de Estados Unidos.
Desde 1959 hasta 1961, año en que se hizo profesional, ganó todos los torneos en los que participó excepto uno, y fue declarado mejor jugador amateur del mundo por la prestigiosa revista Golf Digest Magazine en tres ocasiones consecutivas.
A penas dos años después llegaría su primer título profesional, fue el mismo año en que debutó en el Tour. 1962, derrotando nada menos que al adorado Arnold Palmer en el playoff en Oakmont, en lucha por el Abierto de Estados Unidos (tercer Grande de la temporada). Se repetía la batalla de hacía dos años, pero con inverso resultado. En ese momento nació la rivalidad entre ambos ‘Maestros’ que atrajo espectadores de la nueva tecnología de televisión. Al terminar el año, Nicklaus consiguió dos victorias más, en el Open de Seattle y en el de Portland. Ese año terminó con unas ganancias de 60.000 dólares, siendo el tercero en el Ránking del PGA Tour y nombrado “Novato del Año”.
Una rivalidad que llegó hasta el final de la carrera profesional de ambos. Mientras que St. Andrews se rendí ante el Oso Dorado en 2005, Augusta despedí a Arnold Palmer por todo lo grande, mientras que Jack casi pasó desapercibido. Una espinita que siempre llevó clavada: Augusta pertenece a “Arnie”.
Gloria y retirada
A finales de los 60 y hasta mediado de los ochenta le surgió otro gran rival: Tom Watson, contra el que protagonizó grandes momentos de la historia de este deporte. El año 1977 ganó su 63º título, pasando a Ben Hogan como el segundo jugador con más títulos en la historia por detrás sólo de Sam Snead. Ese año no ganó ningún Major pero quedó en segunda posición en el Abierto Británico tras Tom Watson, en el que fue uno de los mejores mano a mano de la historia. Nicklaus pegó 65-66 en las dos últimas rondas, sólo siendo superado por Watson, 65-65. Nicklaus dijo que no estaba cualificado para decir si fue el mejor cara a cara de la historia pero que, sin embargo, para él había sido el final más emocionante de su carrera.
En 1986, Nicklaus coronó su carrera con su sexta victoria en el Masters de Augusta en circunstancias increíbles. Se convirtió a los 46 años en el ganador más viejo de un Major en la historia (un registro aún vigente). El columnista deportivo Thomas Boswell dijo al respecto que había cosas que posiblemente no pudiesen pasar por ser demasiado improbables, como que Nicklaus ganase el Masters con 46 años. Con esta victoria sumó su 18º torneo Major.
Fue la última vez que saboreó la mieles de la victoria. Por lo que en 1990, al cumplir 50 años, pasó la Champions Tour, donde vivió otra década de gloria y victorias en los Grandes Senior (ocho más para su palmarés). Ganó su torneo n.° 100 en 1996, cuando se adjudicó The Tradition por cuarta vez en su carrera. Este título fue el último oficial de su carrera.
Jugó sin mucha preparación en The Masters del año 2005, un mes después de la muerte de su nieto de 17 meses Jake (el niño de su hijo Steve) el 1 de marzo de 2005, que se ahogó jugando en la piscina. Jugó con Steve como terapia por la pena de su muerte y fue éste el que le animó para que jugase en Augusta por última vez. Ese mismo año terminó su carrera profesional en el Abierto británico, jugando en St Andrews a la edad de 65 años; era el último en el que podía obtener una exención para jugar un torneo de la PGA. Jugó su última vuelta con el inglés Luke Donald y con uno de sus grandes rivales de los último años, Tom Watson. Después de su salida en el tee del hoyo 18, Nicklaus recibió una ovación que duró más de 10 minutos, con todo el público de pie a los largo de la calle del 18 agradeciendo todo lo que el Oso Dorado le había dado a este deporte.