El nuevo sistema de hándicap mundial por Jacobo Cestino

El nuevo sistema de handicap mundial - Jacobo Cestino - Golf Circus
El nuevo sistema de handicap mundial - Jacobo Cestino - Golf Circus

Recientemente la Real Federación Española de Golf ha anunciado que en fechas próximas entrará en funcionamiento un nuevo sistema de hándicap mundial sobre el que tengo pocas expectativas habida cuenta de los recientes cambios -a peor- del esquema que conocí cuando comencé a jugar al golf.

A principios de los 80, mi licencia de golf era una especie de tarjeta de cartón protegida por una funda de plástico y en cuyo reverso los comités de competición de los clubes iban anotando a mano el nuevo handicap del jugador tras finalizar una competición. Durante esos años sólo se anotaban las bajadas y la práctica totalidad de las competiciones se jugaban en la modalidad stroke-play, las competiciones stableford eran la excepción. Adicionalmente a las bajadas de handicap que se producían en las competiciones, los Clubes también proponían bajadas o subidas de hándicap por apreciación en función de resultados extraordinarios o de otras circunstancias.

Los únicos ajustes que se hacían al par del campo para modificar los hándicaps, venían determinados por las barras de salida desde donde se jugaba la competición y singularmente por las duras condiciones meteorológicas de la jornada de campeonato. Este sistema es lo que familiarmente se conocía como CONGU, en realidad “Standard Scratch Score”, y cuyos primeros estudios realizados por un Comité del Royal & Ancient para formular un sistema de hándicap basado en los resultados “Scratch” datan de 1924, aunque no fue hasta 1962 cuando esté Comité adoptó el nombre de “The Council of National Golf Unions”.

Años más tarde y ante el creciente entorno tecnológico, se informatizó el esquema al mismo tiempo que la Real Federación Española de Golf decidió implantar también el sistema de valoración de campos “Slope” de la USGA, sobre el que no me extenderé, por su complejidad[1], y porque en mi opinión, no solo no ha favorecido al deporte del golf, sino que además, -lo diré educadamente-, debido a las incorrectas valoraciones de los campos, produce cada semana resultados que no se ajustan a la realidad. Bien es verdad que las valoraciones de los campos requerirían de un debate mucho más amplio que el espacio de esta columna.

Si a la vigencia del rating “Slope” le añadimos que, con independencia de que la modalidad de la competición sea stableford o stroke play, los resultados a efectos de modificaciones de hándicap se calculan siempre conforme a la modalidad stableford, nos encontramos con un escenario desolador.

Jugar stroke-play debería ser la norma y stableford la excepción. La modalidad stableford está consiguiendo dos efectos perniciosos en los jugadores, por un lado, la alarmante decadencia en la atención y perfeccionamiento de los amateurs hacia el juego corto, único recurso para conseguir buenos “scores” -de eso y no de otra cosa es de lo que el golf trata- cuando el juego medio y largo no está a la altura deseada, que en los amateurs es casi siempre. Un doble bogey siempre será mejor que un triple y éste mejor que un cuádruple y así hacia arriba. Y por otro, la inexistencia de estrategia cuando nos enfrentamos a determinado tipo de hoyos. La estrategia se entrena y se aprende con práctica y la modalidad stableford, a partir de un número determinado de golpes, convierte en irrelevantes los fallos del jugador.

En suma, los hándicaps de la gran mayoría de los jugadores amateurs no reflejan su nivel real de juego.

He leído recientemente a través de la cuenta de Twitter de la Real Federación Española de Golf que ésta dispone de diferentes estudios que aseveran que, si todas las competiciones fueran Stroke Play en lugar de Stableford, la diferencia de hándicap media en los jugadores aficionados sería de tan solo 3 décimas.

Con todos los respetos y la precaución de no haber tenido acceso a dichos informes, si dichas conclusiones me parecen imposibles de creer para hándicaps de primera y segunda categoría, no digamos para el resto de ellas.

Dicho todo lo anterior, creo que el sistema de hándicap en el deporte del golf debe estar presidido básicamente por su simplicidad, es decir, servir a su naturaleza que no es otra que hacer el juego diario y cotidiano más competitivo entre jugadores de diferente nivel y que el esquema elegido para las modificaciones del hándicap ya en competiciones, ya en rondas informales diarias, sea el mismo -al menos en la zona EGA-.

Se nos ha repetido hasta la saciedad que la existencia del hándicap y las competiciones de club son esenciales para la promoción, la creación de nueva afición y el incremento del número de federados.

Como los datos no mienten, basta acudir a otras muchas disciplinas deportivas donde no existe el hándicap y donde tampoco se compite demasiado entre sus aficionados practicantes, para darse cuenta de que el hándicap es importante que exista -especialmente para el juego diario entre socios de club- pero no puede atribuírsele el carácter de polo de atracción que habitualmente se nos hace creer que tiene.

Por otro lado, sólo un porcentaje por debajo del 30% de los federados españoles participa habitualmente en competiciones de club o de mayor rango, por lo que permítanme dudar de la importancia del hándicap oficial tutelado por la RFEG.

Considero mucho más importante que los Clubes implementen un sistema local de hándicap que sirva de base para el juego diario entre socios y que esté basado en la honestidad y el fair-play

He escrito ya anteriormente en estas páginas que debería ser obligatorio que las competiciones oficiales -de club, regionales o nacionales- se disputaran siempre Scratch por categorías, es decir, tu hándicap debería servirte -con tus subidas y bajadas- solamente para saber en qué categoría te encuadras y quienes son tus competidores, pero en ningún caso para obtener un premio principal en una competición una vez restada tu cifra de hándicap de tu resultado scratch.

En la actualidad es práctica habitual que los Clubes den uno o más premios hándicap por categoría y un premio especial al mejor scratch. Invirtamos los términos, seamos valientes, demos uno o más premios scratch por cada categoría y un premio especial para el mejor resultado hándicap. La concepción del golf por parte de los aficionados cambiaría radicalmente. Aprenderían a valorarlo en su justa medida.

En definitiva, el hándicap no refleja sino la regularidad de un jugador, cuanto más bajo, más regular y mejor, cuando falla… 

¿No es el golf sino exactamente eso?

Preséntenme a un jugador de golf para el que el hándicap sea indispensable y yo les mostraré a alguien que no ama al golf lo suficiente.

Jacobo Cestino

[1] En los 90 formé parte del primer Comité de Valoración (Slope) de Campos de la RFGA.

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