El restaurante gastro-bar Breathe celebra su cuarto aniversario, presentando hoy su proyecto sostenible de reforestación para países en vías de desarrollo. El evento contó con la presencia de Cristóbal Garre, responsable del Distrito de Nueva Andalucía y las áreas de Fomento, Pymes y Viveros de Empresas, y en él habló sobre esta labor que llevan realizando desde sus inicios.
Se trata de una iniciativa pionera en la restauración española y que se enmarca dentro del proyecto global Sustainably Run dirigido por Marvin Baker. Tras estos años de trabajo conjunto, desde Breathe apuestan ahora por multiplicar los árboles plantados, dando a conocer y difundiendo el proyecto, con la ayuda de sus comensales y la comunidad Marbellí.
Los responsables de Breathe decidieron entonces añadir, de forma clara y explicada, un extra mínimo en la cuenta de cada mesa para este fin. Así, los clientes abonan el importe necesario (1,49 euros) para plantar un árbol frutal en un país en desarrollo, contrarrestando el impacto medioambiental de su comida y ayudando a paliar la pobreza de ese lugar. Este proyecto de reforestación está enmarcado dentro de la corriente Carbon Free Dining, diseñada para dar a los restaurantes esta certificación que demuestra su pasión por el medio ambiente y la sostenibilidad. Hasta la actualidad, Breathe ha conseguido plantar cerca de 40.000 árboles en la región de Usambara, Tanzania.
Este proyecto queda ahora reflejado en su página web Breathe Gift Trees, que permite ver cada árbol y geolocalizarlo, ofreciendo un nivel máximo de detalle y transparencia sobre el proceso. Se ofrece asimismo la posibilidad de colaborar con la plantación tanto de unos pocos árboles, como también de muchos más a través de diferentes paquetes (desde 1,49 hasta 1.490 euros).
A este respecto, la fundadora y embajadora de Breathe, Aguilene Benicio, afirmó que la forma en que han incentivado la ayuda económica va a ampliarse y añadió: “Tras cuatro años de funcionamiento, tenemos una amplia base de datos de clientes, por lo que les vamos a enviar información para involucrarlos en mayor escala en este proyecto. Si éstos a su vez lo comparten con otros, podemos crecer mucho más rápido en número de árboles plantados. Queremos usar nuestra experiencia en marketing para darle un fuerte impulso y conseguir más apoyos en todos los sectores”.
La estrategia actual sobre el terreno se lleva a cabo gracias a la implicación de agricultores locales que facilitan sus tierras para plantar estos árboles y a cambio se ven beneficiados con sus frutos. Se han escogido papayas, mangos y moringa, que tardan aproximadamente un año en dar frutos. Como ejemplo, Baker afirma que una familia tipo de 4 miembros que colabora con el proyecto recibe entre 4.000 y 5.000 árboles frutales con los que prosperar y paliar el hambre de la zona. Algunos de los beneficios adicionales son reducir las emisiones de CO2, reparar los ecosistemas, crear oportunidades de alimentación, salud y educación y reducir la huella de carbono.
Una colaboración prometedora
Aguilene Benicio comenzó esta andadura tras conocer en 2018 a Marvin Baker, quien le
entusiasmó con la idea de apostar por el planeta a través de acciones muy concretas. En el caso
de Breathe, como socio colaborador, los trabajos se ejecutan en esta área de Tanzania, en una
tierra donde los árboles crecen con rapidez. A este respecto, Benicio adelantó que una vez
cubran sus objetivos en este país fijarán el siguiente en Latinoamérica, y añadió que
lamentablemente “pensar en hacer algo así en Europa multiplicaría los costes por cinco, pero
no lo descarto”.
Si se habla de cifras globales, entre todos los colaboradores que participan en Tanzania desde
2019, se ha ayudado a 487 familias y se ha plantado cerca de un millón de árboles en 70
hectáreas de terreno. Baker afirma que “en los primeros diez años plantamos un millón de
árboles, en los dos años siguientes alcanzamos los dos millones y para el próximo año habremos
alcanzado la cifra de un millón de árboles recién plantados por mes y esperamos alcanzar los mil
millones para 2030”. El fundador de Sustainabily Run destacó además que dirige “un proyecto
global, pero en España es la ciudad de Marbella, gracias al compromiso de Breathe, quien hasta
ahora es pionera y lidera esta iniciativa a nivel nacional”.
Este proyecto además está respaldado por el UN Environment (UN) cuya Directora, Satinder
Bindra, calificó como «una iniciativa excepcional que fusiona con éxito el lujo de comer fuera,
con la alegría de saber que estamos devolviendo algo a la nutrición del planeta”.
Exigentes normas de sostenibilidad
Esta actividad se suma además a la ambiciosa política de sostenibilidad llevada a cabo por la empresa, que puede sentirse en todos los rincones del establecimiento, el cual fue edificado optimizando al máximo los recursos naturales. El compromiso de Breathe con el entorno afecta a todas las áreas del negocio.
Así, a nivel culinario destaca el uso de productos locales, ganadería y agricultura ecológica e incluso un huerto propio que representa claramente su apuesta por las materias primas de ‘Km 0’. El uso de métodos artesanales para preparar los alimentos y evitar la dependencia de los procesos industriales es una de las características de Breathe, que aplica su concepto ‘De la finca a la mesa’. Es por eso que su menú no es fijo si no que varía constantemente en función de la temporada de los productos.
Breathe está también firmemente comprometido con la necesidad de eliminar los plásticos de un sólo uso y por ello apuesta por marcar una diferencia en la comunidad. Para ello el
restaurante evita, en la medida de lo posible, comprar envases de plástico o alimentos que
vengan en ellos y no cuenta con ningún utensilio de este material al que tratan de sustituir con innovadores materiales como el PLA (almidón a base de plantas).
La misma filosofía se aplica en el consumo del agua que es descalcificada y sufre un proceso de osmosis y esterilización para luego reminarizarla y crear agua de alta calidad. Conscientes de que es un bien escaso, en Breathe construyeron un sistema de captación de lluvia con capacidad para 11.000 litros y que es utilizada para regar las plantas de su extensa plantación urbana. Un jardín formado por una selección de plantas y árboles que generan un efecto visual agradable y pensado para dar sombra en verano y contar con zonas soleadas en invierno. Así también, el uso de tecnologías punteras (ya aplicadas en la NASA) les lleva a convertir el agua en un agente agresivo y seguro ideal para la limpieza algo que les permite una reducción drástica del uso de productos químicos.
El uso de un estricto modelo de reciclaje separando escrupulosamente los materiales y la
elaboración de compost para utilizar tanto en granja como en otras granjas locales, dan una idea de la seriedad de su compromiso. Algo que los clientes pueden ver también en el uso de papel reciclado para los menús o las servilletas.
La forma en que calientan o enfrían las instalaciones es otra muestra del esfuerzo de Breathe por esa materia. El edificio cuenta con su propia planta de energía geotérmica que aprovecha la temperatura de la tierra y es capaz de proporcionar aire acondicionado, calefacción y suelos radiantes.
Su apertura se llevó a cabo en 2018 mediante una actuación paisajística, organizando los
espacios exteriores e interiores en torno a la vegetación y el espacio. El restaurante Breathe ha sido pionero en materia de sostenibilidad suponiendo en la actualidad un modelo referente no sólo a nivel local sino nacional. Breathe celebra así su cuarto año en Marbella, haciendo hincapié en su faceta sostenible. Para Benicio el compromiso del establecimiento «es la muestra de que el lujo no tiene por qué estar reñido con la conciencia social y medioambiental, que siempre podemos y debemos hacer mucho más».