La naturaleza es la protagonista absoluta de la localidad de Benahavís y es lo primero que llama la atención, una vez que se deja la carretera de la costa y comienza el ascenso por la carretera hacia el pueblo. Atravesada por tres ríos, uno de ellos, el Guadalmina, forma un viaducto conocido como «Las Angosturas» por lo angosto del terreno, que junto con “La Charca de las Mozas”, una hoya en el lecho del río declarado por la Junta de Andalucía Monumento Natural, constituyen algunos de los paisajes más bellos del municipio. Pero, además, existen números senderos que lo bordean y desde sus montes se divisan más de cien kilómetros de la costa española y buena parte de la del norte de África.
Sus más de 300 días de sol al año, clima que comparte con la Costa del Sol, hacen que en cualquier estación se pueda disfrutar en Benahavís, pero el otoño es temporada alta de golf y aquí hay mucho y del bueno. Doce campos de golf de diversa índole ubicados a lo largo y ancho de su territorio, que le han valido el reconocimiento como destino de golf a nivel internacional, no en vano, ha sido sede de eventos como el Benahavis Senior Master, el Open Femenino de España o las finales del European Seniors durante varios años consecutivos, además de numerosos premios a la excelencia en el turismo.
Los tonos ocres del otoño le sientan bien a otra de las joyas de Benahavis, su gastronomía. Con una gran tradición hostelera, los primeros establecimientos se abrieron en los años 60, se pueden recorrer sus calles a golpe de restaurante probando sus especialidades. Este legado ha sido recogido por su Escuela de Hostelería Sabor a Málaga, que se ha convertido en un referente de la alta formación culinaria y de la que todos los años salen grandes talentos.
Enclaves evocadores, lugares mágicos donde aguardar la llegada de aires más fríos, es lo que espera al viajero que visite Benahavís en otoño. Aún queda tiempo para una escapada antes de encarar el largo invierno.