La final del Maybank Malaysian Open estaba completamente en el aire. Quince jugadores separados entre sí por un margen de tres golpes que bombardearon a birdies el campo de Kuala Lumpur, bajo unas condiciones climáticas muy propias de la zona, que pasaban de soportar un calor muy húmedo a tener que cubrirse o resguardarse de la lluvia ante la presencia de tormentas.
Encabezados por el tailandés Kiradech Aphibarnrat, afectado por un problema de tiroides que hacía que el cansancio apareciera al poco de comenzar el juego, jugadores Charl Schwartzel, Edoardo Molinari o Padraig Harrington esperaban el momento oportuno para el asalto al liderato durante los dieciséis hoyos de la última ronda.
Kiradech, tercero en el Zaykabar Myanmar Open, torneo inaugural del Asian Tour y cuarto en el Avantha Masters, luchó contra el cansancio y su dolencia haciendo muestra de un gran dominio de la mente sobre el cuerpo para que sus 70 golpes, tres bogeys, tres birdies y un eagle, le validaran como ganador al Maybank Malaysian Open.
Edoardo Molinari obtendría la segunda posición en solitario con su nuevo swing tras la lesión de muñeca que lo ha tenido apartado de los campos durante un tiempo relativamente breve para el tipo de lesión y los cambios de su juego que trabajó el italiano junto a Sean Foley. En lo que llevamos de temporada Molinari no había superado ni un solo corte del circuito, por lo que pasar de esa situación a un segundo puesto debe ser una inyección de motivación para el italiano.
Pablo Larrazábal, que también ha modificado su swing en los últimos meses, ha vuelto a demostrar su nivel con proyección ascendente, como se pudo ver en el Avantha Masters.
Fue el mejor español en Kuala Lumpur, con once hoyos por delante, escaló trece posiciones para encaramarse en la sexta posición, lo que supone su primer top 10 del año.
Rafael Cabrera-Bello firmara una última vuelta de menos uno (71 golpes) y caería por debajo del top 20, hasta la 22ª posición. Garrido y Quirós fueron vigésimo octavos con menos cinco.