El restaurante Alameda, ubicado en el céntrico Óbal Urban Hotel de Marbella, inicia una nueva etapa de la mano de Roberto Martín Brea, un reconocido profesional del sector turístico y gastronómico con más de dos décadas de experiencia en la gestión de departamentos de alimentos y bebidas en hoteles de prestigio. Con una visión clara y una filosofía basada en la excelencia, Roberto asume este nuevo reto con el objetivo de posicionar a Alameda como un referente culinario en la Costa del Sol. En esta entrevista, nos comparte su visión sobre el concepto del restaurante y los pilares de su nueva gestión.
La nueva etapa del restaurante Alameda promete ser una combinación de innovación, raíces locales y una experiencia culinaria de alto nivel. Con la visión de Roberto Martín Brea al frente, este espacio se perfila como un destino imprescindible para quienes buscan una cocina con identidad, sabor y sofisticación en el corazón de Marbella. Sin duda, un proyecto que dará mucho que hablar.
¿Cuál es la propuesta gastronómica del restaurante Alameda bajo su nueva dirección, y cómo busca diferenciarse dentro de la oferta culinaria de Marbella?
En esta nueva etapa en Restaurante Alameda hemos querido recuperar el alma de lo auténtico, pero adaptándolo a los tiempos actuales. Nuestra propuesta gastronómica se estructura en dos momentos bien diferenciados: el día y la noche.
De lunes a viernes al mediodía ofrecemos un menú renovado que ha sido un clásico de la ciudad y que muchos recuerdan con cariño. Mantenemos los guisos del chup-chup, los platos de cuchara y esos sabores que conectan directamente con la cocina de casa, con lo que emociona y reconforta.
Por la noche, la experiencia se transforma. Apostamos por una cocina de tapas basada en el patrimonio gastronómico español, con una presentación más moderna y pensada para sorprender. Queremos enamorar los sentidos, atraer tanto al cliente internacional que busca una experiencia local auténtica, así como al marbellí que quiere reencontrarse con sabores reconocibles en un entorno cuidado y privilegiado.
Durante los fines de semana, esta carta de tapas se refuerza con platos especiales que ya están generando auténtica expectación: el bogavante con patatas y huevos fritos de los sábados y el picantón asado de los domingos, se convierten en verdaderas razones para venir. Queremos que Alameda sea un destino en sí mismo, un lugar al que se viene a buscar esos sabores que uno guarda en la memoria.
Dentro de esta oferta, el vino y el copeo juegan un papel protagonista. Hemos creado una selección cuidada de etiquetas nacionales e internacionales, con precios asequibles tanto por copa como por botella. Queremos que el buen vino acompañe sin imposiciones, que sea una parte natural de la experiencia Alameda.
Y como cierre perfecto, nuestro rooftop 360 Blue Sky Bar es el lugar ideal para disfrutar del tardeo, ver el atardecer sobre el centro de Marbella o prolongar la noche tras la cena. Cócteles bien elaborados, gin-tonics de autor o un whisky excepcional hacen de este espacio el complemento ideal a nuestra propuesta gastronómica.
Todo ello sin olvidarnos de nuestros eventos, donde apostamos por los sabores reconocibles, la calidad del producto, un servicio amable y profesional, y un ambiente cálido en una ubicación privilegiada.
El Restaurante Alameda ha sido durante 60 años uno de los clásicos de Marbella. ¿Qué conserva hoy de esa tradición?
Alameda forma parte del recuerdo de muchas generaciones de marbellíes, y somos muy conscientes del valor emocional que eso representa. Por eso, uno de nuestros principales objetivos ha sido respetar su esencia. Conservamos ese espíritu acogedor, esa cocina cercana y reconocible, donde los sabores tradicionales siguen teniendo un lugar protagonista.
Aunque personalmente no formé parte de aquella etapa histórica del restaurante, valoro enormemente todo lo que me cuentan del antiguo Alameda y lo he tomado como uno de los puntos clave a la hora de construir este nuevo proyecto. Queremos que quien cruce la puerta sienta que ha vuelto a un lugar familiar, con alma, pero también con una mirada renovada, donde se cuidan los detalles y la experiencia global. Alameda conserva su alma, pero se proyecta hacia el futuro con respeto, ilusión y mucha dedicación por parte de todo el equipo.
¿Cómo integra productos locales y de temporada en la carta del restaurante, y qué papel juega la sostenibilidad en su cocina?
Parte de mi trayectoria profesional viene directamente de la cocina. Durante años trabajé como chef ejecutivo en hoteles cinco estrellas, lo que me ha dado una base sólida y una sensibilidad especial hacia el producto, su tratamiento y su origen. Hoy, desde mi rol como director de alimentos y bebidas, tengo la suerte de trabajar mano a mano con la chef del hotel, Marilú Montece, con quien comparto la visión de una cocina centrada en el producto, la temporalidad y el respeto por los sabores de siempre. Esa colaboración diaria es clave para dar coherencia a toda nuestra propuesta gastronómica.
Trabajamos con ingredientes locales y de temporada siempre que es posible. Nos abastecemos de proveedores de confianza, muchos de ellos de cercanía, y buscamos que cada plato refleje ese respeto por lo auténtico y por el entorno. No se trata solo de una cuestión de sabor, sino también de responsabilidad: apoyar el producto local, reducir el impacto ambiental y ofrecer una cocina honesta, bien pensada desde la raíz.
Además, hemos hecho una apuesta firme por una oferta ajustada y bien medida, que nos permite mantener un nivel alto de rotación de producto y minimizar el desperdicio. Queremos ser sostenibles no solo desde el origen de los ingredientes, sino también en cómo gestionamos el día a día del restaurante, desde las compras hasta el servicio.
En definitiva, creemos que la sostenibilidad no es una tendencia, sino una forma de trabajar con sentido común y respeto —por el cliente, por el entorno y por el oficio.
¿Qué tipo de público espera atraer al restaurante Alameda y cómo planea conectar con una clientela tanto local como internacional?
Nuestro objetivo es que Alameda sea un punto de encuentro entre el público local y el visitante internacional. Una de nuestras grandes fortalezas es sin duda la ubicación, en pleno corazón de Marbella, lo que nos permite ser accesibles tanto para el cliente que vive en la ciudad como para quien nos visita.
Creemos en una cocina que no necesita traducción, porque habla el lenguaje del sabor, del producto bien trabajado y del servicio profesional y cercano. Para lograr esa conexión con distintos perfiles de cliente, apostamos por una comunicación clara, una carta flexible y estacional y, sobre todo, por una experiencia que perdure en la memoria.
Tanto si vienes a por el menú del día entre semana, como si te acercas una noche de tapas o reservas un domingo para probar nuestro picantón, queremos que cada cliente se sienta bienvenido, cómodo y bien atendido, sea cual sea su origen o motivo de visita. Porque al final, nuestra cocina también es una forma de conocer nuestro país, y no deja de ser uno de los grandes motivos por los que muchos eligen visitarlo.
Cuenta usted con más de 20 años de experiencia en el sector hotelero dirigiendo proyectos gastronómicos. ¿Cómo afronta el reto en el Restaurante Alameda? ¿Qué novedades veremos?
Para mí, Alameda es más que un nuevo proyecto, es una oportunidad para poner en práctica todo lo aprendido a lo largo de los años y al mismo tiempo seguir creciendo. Afronto este reto con pasión, respeto por la historia del lugar y una clara vocación por la excelencia.
A lo largo de mi trayectoria, tanto en cocina como en la dirección de departamentos de alimentos y bebidas en hoteles de cinco estrellas, he comprendido que el verdadero valor de un proyecto está en las personas, en la coherencia del concepto y en la capacidad de generar una experiencia memorable. En Alameda contamos con un equipo entusiasta, una propiedad implicada y una dirección comprometida, liderada por Manuel Murga, que cree firmemente en el potencial de este espacio dentro de la propuesta global del hotel.
Nuestro objetivo es que Alameda recupere un lugar destacado en la escena gastronómica de Marbella, siendo fieles a su esencia y al mismo tiempo conectando con lo que hoy busca el cliente: calidad, cercanía y autenticidad. Queremos que quien nos visite sienta que ha descubierto un sitio especial, donde se come bien, se está a gusto y se cuidan los detalles.
Y lo más importante: esta nueva etapa gastronómica no se limita solo al restaurante Alameda. Es parte de un proyecto más ambicioso que abarca todos los espacios del hotel, desde el desayuno hasta el rooftop. De hecho, pronto hablaremos de un pop-up restaurant en nuestra azotea, una propuesta efímera y sorprendente que sumará una nueva dimensión a nuestra oferta. Y quizás alguna que otra sorpresa más que estamos diseñando.