Emilio Duró y la búsqueda de la felicidad

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Emilio Duró, Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelona, por la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE) y Máster en Administración de Empresas por ESADE, es empresario miembro de varios consejos de administración y ex directivo de diferentes empresas. Desde hace más de 25 años trabaja como consultor, asesor y formador en las primeras empresas del país.

Ha expuesto sus teorías, en su gran mayoría, enfocadas al desarrollo de actitudes pro-activas en el ser humano. La preparación ante el incremento de la esperanza de vida, la nueva gestión del tiempo que implica esta mayor longevidad y la gestión de la ilusión frente a los nuevos retos de cómo vencer los miedos y diseñar nuestra propia hoja de ruta son los temas centrales de sus conferencias.

Golf Circus. ¿Quién es Emilio Duró?
Emilio Duró. Buenos días y gracias por entrevistarme. La primera pregunta es realmente difícil de contestar y probablemente la respuesta dependerá del día que responda, mi estado de ánimo…

Me definiría como una persona de 54 años, padre de 2 hijos, muy normal en sus planteamientos y metas de vida, que desarrollo mi actividad profesional dentro del mundo empresarial y estudioso, desde hace muchos años, de “la felicidad” como meta de todos los seres humanos.

GC. Después de tantos años de evolución, ¿cuánto tenemos todavía de primates los seres humanos?
EM. Creo que casi todo. Los genes siguen mandando en la mayoría de las acciones que realizamos (la identidad de género, los años de vida como especie, la orientación sexual, casi el 80 % las enfermedades mentales, el 88% del cociente de inteligencia, la lucha por ser monos dominantes, la atracción por la belleza, lo que comemos,…..). Entiendo que nunca hemos dejado de ser primates y en nuestro ADN tenemos una gran parte de la que será la historia de nuestra vida.

En todas mis conferencias siempre intento explicar que el gran cambio del ser humano ha sido pasar en una o dos generaciones, de una esperanza de vida en España de 35 años, a casi 83 años en la actualidad. Y continúa creciendo. Con ello se han dado dos situaciones nuevas:

– Como especie: aumento espectacular de la población, por lo que se plantean serios problemas de supervivencia al planeta.

– Como individuos: 40 o 50 años adicionales de vida no productivos desde un punto de vista de especie y donde la búsqueda del placer no basta para ser felices. Debemos pasar de “sobrevivir” a “vivir”, necesitamos un sentido de vida.

Así nos encontramos ante una nueva encrucijada en la que la genética no tiene soluciones pre-establecidas en la fijación de objetivos que nos permitan encontrar nuevos retos y un por qué a nuestra existencia. Por eso no nos sirve solo nuestra genética adaptada a una vida en la jungla. En los próximos años el reto es “vivir con ilusión y pasión y no sólo sobrevivir”, como hasta hace poco vivía nuestra especie.

GC. ¿Cómo se puede ser feliz? ¿Por qué? ¿Puede ser feliz cualquiera?
EM. El tema más estudiado en la actualidad es la “búsqueda de la felicidad de los individuos”, que permita reducir el número de depresiones, ansiedades, alexitimias,…., causantes del mayor número de enfermedades y que suponen un enorme coste laboral para las empresas. Fruto de ello es la aseveración de que cerca del 80% de todos nuestros logros dependen de nuestras actitudes.
Millones de años de evolución nos han conformado una estructura craneal en tres cerebros con funciones diferentes: el reptiliano, cuya misión es aumentar la esperanza de vida y que se expresa a través del cuerpo, (este cerebro prefiere una enfermedad grave a un stress que no puede controlar); el límbico que rige nuestras emociones y que filtra la información que llega a nuestro tercer cerebro: el racional.
Esto hace que en el futuro tengamos el reto de llenar de contenido nuestra vida y de buscar el equilibrio entre cuatro cuadrantes: el físico, (con los años la genética nos abandona); el intelectual con una pérdida constante de neuronas; el emocional con la pérdida de seres queridos, grandes cambios en nuestra vida y la necesidad de controlar nuestras emociones y el cuadrante espiritual por el que el ser humano siempre se ha preguntado.

GC. Cuando somos niños nos atrevemos con todo, ¿por qué cambia este concepto cuando nos hacemos mayores?
EM. Nuestro pasado cavernícola nos hace sentir miedo, -sin duda el mayor causante de la infelicidad-, lo que hace que no variemos nuestras costumbres, (miedo al cambio); no intentemos luchar por alcanzar alguno de nuestros sueños, (miedo al fracaso); comamos más de lo necesario y tengamos la necesidad de acumular para el futuro, (miedo a la supervivencia); hagamos lo que les gusta a los demás, aunque a nosotros nos desagrade, para no defraudarlos, (miedo al rechazo)…
Y con miedo no se puede lograr todo aquello de lo que seríamos capaces. Es absolutamente imposible lograr la felicidad si se siente miedo.

Un gran médico definía la felicidad como una mala memoria y una buena salud. Quizá el problema sea “desaprender y no aprender”. Por eso siempre doy un consejo, sigan soñando imposibles. Sigan siendo niños.

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GC. En la actualidad vemos cómo el mundo tal y como lo conocíamos está cambiando, parece lógico pensar que los actuales modelos de educación deberían ser revisados, ¿Lo cree usted?
EM. Absolutamente de acuerdo. La formación desde la revolución industrial la hemos dividido en 4 grandes apartados, (permítame un poco de humor): Primero Ciencias (todos queremos que nuestro hijo sea Doctor Universitario. En mi época se decía “el listo a ciencias y el tonto a letras”). Luego vienen las Letras (ya no estamos tan contentos si nuestros hijos estudian letras). En tercer lugar y a mucha distancia en cuanto a valoración, todo lo desarrollado con el Cuerpo y, por último, las actividades artísticas. Y creo que su valoración tiene que ver con la idea de “como nos ganaremos la vida en el futuro”.
Y solo algunas reflexiones: se estima que más del 50% de las profesiones de los próximos 30 años aún no han sido creadas, los conocimientos de cada materia se duplican cada año, seguramente todos desarrollaremos a lo largo de nuestra vida más de 4 o 5 profesiones diferentes, la creatividad aún no se enseña en la escuela…
Y un punto que para mí es muy importante: poca gente fracasa en la vida por causas técnicas y si por causas emocionales, (tristeza, desinterés, falta de autoestima, pérdida de seres queridos, problemas de pareja…). Se nos ha entrenado para resolver problemas técnicos, pero no sabemos como convivir con las situaciones emocionales que nos desconciertan. Y viviendo 100 años todos tendremos golpes emocionales. Hoy sabemos que es fundamental para que un niño aprenda que se le despierte la curiosidad en la materia, la asignatura le gusta y el profesor le quiera.
Si aplicamos todo esto al campo laboral, las investigaciones más recientes apuntan que la calidad en el desempeño profesional, depende esencialmente de la calidad personal que aporta la persona, ya que no puede esperarse un comportamiento positivo, proactivo y eficiente de quien es incapaz de tener esa actitud en sus propias decisiones personales. Se estima que las personas optimistas y felices rinden entre el 65 y el 100% más que las personas no optimistas. A modo de ejemplo, me comentaba un amigo que a los astronautas les miden el coeficiente de optimismo como principal competencia. ¿Se imaginan ir en una nave a la luna con un pesimista?

GC. Háblenos de cómo prepararnos para el futuro cuando todavía no estamos adaptados al presente.
EM.
El futuro es absolutamente incierto ya que, cuando pensamos en él, estamos proyectando el presente que conocemos, pero no podemos pensar en los nuevos inventos (que son las que realmente cambiarán el futuro).
Y esa es una constante en la vida del ser humano. Nos pasamos la vida sufriendo por el pasado y el futuro y hemos dejado de vivir el presente. Cerca del 98% de las cosas que nos preocupan no han pasado nunca, ni pasarán.

GC. ¿Es tan poderosa la visualización de nuestros objetivos como para que nos facilite su consecución?
EM.
Los últimos estudios nos indican que sí. Algunos autores le llaman el “mecanismo cibernético de consecución de metas”, por el cual nuestra mente necesita visualizar aquello que quiere conseguir para darle forma y enfocar todos nuestros esfuerzos hacia esas metas. Y con fechas concretas.
En un estudio muy interesante que se hizo con niños, se vio que aquellos niños que tenían más desarrollada la parte frontal de su cerebro (la que coordina el cerebro derecho e izquierdo) eran capaces de fijar y visualizar mejor sus objetivos y, por lo tanto, de concentrarse en ellos. Y sus resultados a lo largo de la vida fueron siempre mucho mejores.

GC. En su última conferencia me pareció muy interesante su explicación sobre la “hiperincursión” basada en la teoría de cuerdas, ¿en qué consiste este concepto?
EM.
Me resulta imposible explicarlo en pocas líneas, pero lo intentaré. El prestigioso físico cuántico Jean Pierre Garnier, en su libro “desdoblamiento del tiempo”, nos habla de este concepto. Lo que nos indica es que las partículas cuánticas tienen la propiedad de viajar en el tiempo y de desdoblarse. Esto hace que “aquello en lo que pensamos y visualizamos lo atraigamos a nuestra vida”. Especialmente en momentos de relajación.

Pensemos en las frases: somos lo que pensamos, si quieres algo pídelo, el universo conspira para que nuestros sueños se cumplan, no pienses en lo que no quieras que te pase,…. pero no soy una autoridad en la materia para aseverar que este concepto es cierto (aunque lo aplico en mi vida).

GC. Ud. siempre dice que los seres humanos somos muy parecidos a grandes rasgos en nuestro comportamiento, sabiendo cómo somos ¿hacia dónde augura que vamos?
EM.
Lo desconozco, pero sí creo que nuestros genes y la educación y amor que recibimos desde pequeños marcan en gran medida nuestra forma de ver la vida. Y la experiencia me dice que todas las personas generosas, que aman a los demás y tienen un sentido espiritual de la vida, son más felices. Por eso entiendo que tenemos que volver a formar en valores, emociones, sentido de vida,….

Como decía Víctor Frankl, “cualquier persona que tenga un porqué vivir encuentra siempre un cómo. Cualquier persona que no tenga un porqué vivir es imposible que encuentre el cómo”.

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