Parecía que Europa tenía todos los deberes hechos tras ver la primera jornada de la EurAsia Cup con un marcador de 5 a 0 a favor del equipo de Miguel Ángel Jiménez. Ya en la segunda jornada, los asiáticos supieron dar cierta respuesta a los europeos creando algo de intensidad a un match play que parecía sentenciado desde el primer día. Si bien es que hubo una tímida respuesta asiática, los del viejo continente seguían demostrando una clara superioridad sobre la hierba. Europa salía a la jornada de individuales con un 7 a 3 a su favor y con la necesidad de tan solo tres puntos y medios de los diez a disputar para poder hacerse con la primera copa EurAsia.
La victoria por uno arriba del capitán Miguel Ángel Jiménez ante Nicholas Fung en la jornada de individuales desencadenó un efecto vértigo en las filas europeas que aprovecharían los orientales. Si bien ya Graeme McDowell había caído ante el capitán asiático, Thongchai Jaidee, por 3&2, aún quedaban dos puntos y medio por ganar y ocho partidas individuales por disputar. Llegaría una victoria de Aphibarnrat frente a Björn por 2&1 y un empate entre Jamie Donaldson frente a Marksaeng, a lo que habría que sumar la dura derrota de Larrazábal en su duelo ante Kim por 4&2 y la caída de Dubuisson contra Lahiri (2&1). Una debacle europea en la ronda final, de la que solo quedaban cuatro partidos por jugar.
Gaganjeet Bhullar se imponía a Olesen por 4&3 y Siddikur Rahman se deshacía de Stephen Gallacher. La remontada asiática era evidente mirando al marcador. Luiten sería la una contestación europea frente al apabullante juego de sus oponentes venciendo a Oda. Tres días después, la competición que iba a ser un paseo triunfal europeo se convirtió en un empate a un punto por disputar.
Gonzalo Fernández-Castaño se las veía con el japonés Hideto Tanihara. El 15 sería el primer fallo del madrileño que erró con el putt desde medio metro y se ponía uno por abajo; error que subsanaría en el 16, donde embocaría un eagle. Empate en el 17 y en el 18, sentenciando el torneo a un empate de 10 puntos y que por momentos recordaba a la última edición de la Ryder Cup y al Milagro de Medinah pero con los papeles intercambiados.
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