Sudáfrica ha dado, en los últimos años, algunos de los mejores jugadores del mundo. Ernie Els, Louis Oosthuizen, Charl Schwartzel, Branden Grace… y Richard Sterne, un jugador que demostró poder medirse a cualquier otro jugador, hasta que una grave lesión lo saco del juego por dos años. Una artrosis que lo ató a una cama durante un tiempo que se le hizo eterno, mientras veía sus cinco títulos del European Tour de su colección de trofeos y como su amigo Louis Oosthuizen ganaba el Open Championship de 2010.
Pero como comentábamos hace algunos días, 2013 parece el año de los regresos esperados. Al otro lado del Atlántico, Tiger Woods parece haber colgado el traje de sombra del Woods que fue para volver a ser una auténtica pesadilla para sus adversarios. Y el zurdo Phil Mickelson volvía a la senda de la victoria tras representar un recital de los que hacen historia en el Waste Management Phoenix Open.
Ocupándonos de este otro lado del charco, Sterne parece apuntarse a este carro de resurrecciones golfísticas. En los dos últimos años, solo ha podido disputar once torneos. Sin nada que reseñar. En 2013, consiguió entrar en el top ten del Alfred Dunhill Championship, con una séptima plaza, luchó por el premio en el Omega Dubai Desert Classic quedando segundo complicando la victoria de Stephen Gallacher y ahora, ganador del Joburg Open.
Hacia once años que ningún jugador del circuito ganaba cometiendo un solo bogey en 72 hoyos. El último en conseguirlo, un Tiger Woods en lo más alto de su nivel.
El juego del sudafricano no ha tenido replica. A siete golpes de su compatriota Charl Schwartzel y a ocho sobre un destacado Ricardo Santos y otro sudafricano a tener en cuenta este 2013, George Coetzee, esta victoria garantiza a Sterne una plaza en el Accenture Match Play Championship, muchas posibilidades de disputar el Cadillac Championship y vuelve con opciones de jugar en la verde hierba del Masters de Augusta.