Vecinos por Jose Luis Moya

Llevamos tres décadas promocionando las virtudes de España como destino de golf para clientes de todo el mundo y desde hace unos años también la oferta de nuestro vecino Portugal. Esta expansión, junto a los numerosísimos eventos turísticos y sectoriales en los que hemos podido participar por todo el mundo a lo largo de los años, nos permiten hoy, una perspectiva privilegiada sobre las relaciones comerciales y la contratación entre destinos de golf de toda la península ibérica.

Recientemente, en un evento en Canadá donde promocionábamos tanto viajes de golf a España como a Portugal, me sorprendió mucho comprobar que ocho —me atrevería a decir nueve— de cada diez consultas eran sobre Portugal. La mayoría con cierto conocimiento previo del destino. También, durante sendas visitas el pasado año a Algarve y Oporto, pude comprobar in situ, el elevado y sorprendente volumen de jugadores de golf norteamericanos en temporadas en las que aquí estamos ya inaugurando la temporada baja. Este éxito en destinos de largo radio, aunque siga creciendo, no se está dando en España. Seguimos siendo líderes en el mercado europeo por una cuestión de volumen de campos y meteorología, pero convendría asumir que, en muchos otros mercados, seguimos siendo un gran desconocido como destino de golf y nuestros vecinos han hecho mucho mejor los deberes. A pesar de que nos beneficiamos indirectamente de los vientos favorables que impulsa la marca España, y que ayuda al crecimiento de todos los segmentos turísticos, en esto tenemos margen de mejora.

No quiero caer en la crítica fácil a las administraciones públicas, aunque es obvio que tampoco seré yo quien les atribuya el mérito de nuestros éxitos. Esa actitud, a mi entender sin sentido e ineficaz, de no buscar ni fomentar relaciones con tantas empresas privadas líderes que tenemos en España, por una malentendida “neutralidad”, solo favorece a las empresas cuyo única fuente de ingresos son las propias administraciones y que se especializan en el producto llave en mano que necesitan para cubrir los expedientes. Eso casi nunca coincide con obtener el mejor resultado, que, por otro lado, tampoco suele ser el objetivo. Nuestra castiza obsesión con la «foto» del cargo público vs el resultado en los eventos de promoción, es bien conocida a nivel internacional, pero esa, es otra historia.

Sería demasiado autocomplaciente echar toda la culpa al sector público. La realidad es que en España, el vecino sigue siendo «la competencia» y no el socio, y en eso también tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos portugueses. Seguro que allí también existen tensiones entre propiedades, inquinas o revanchas, pero en general no permiten que eso les impida unirse para abrir mercados o realizar acciones comerciales conjuntas (sin haber, necesariamente, participación del sector público). En las ferias sectoriales, todos llevamos años mirando con envidia la uniformidad de los espacios y la coherencia estética de los principales destinos portugueses. Planifican mejor, se agrupan mejor y combinan el esfuerzo público y privado con mayor eficacia, a pesar de ser mucho más pequeños en volumen de propiedades y variedad de destinos.

Que la promoción turística en España esté cada vez más fragmentada entre administraciones locales, provinciales, regionales y, finalmente, Turespaña obviamente no ayuda, pero tampoco la realidad es que son contadas, las empresas privadas que hacemos acciones comerciales conjuntas. Aquí, por ejemplo, no hay propiedades que se coordinen para incluir los traslados en sus green fees como pasa en Algarve o Lisboa, los bonos y paquetes de varios campos acaban casi siempre con alguna disputa y, en general, todos tendemos a hacer la batalla por nuestro lado. Los responsables públicos de la promoción siempre valoran más al touroperador extranjero que al local, en nuestro caso, seguramente nos harían más caso si nuestra sede estuviera en cualquier lugar al norte de los Pirineos.

Sería interesante explorar acuerdos de colaboración entre propiedades cercanas, coordinarnos para hacer promoción de destino, o fórmulas que faciliten la creación de productos conjuntos que aporten valor al cliente y refuercen nuestra imagen global. Idealmente, debería ser una responsabilidad de algún organismo público, pero a falta de la consciencia en la necesidad por su parte, deberíamos ser capaces de hacerlo por nuestra cuenta.

Jose Luis Moya @jlmoyac
es fundador y director de
golfalia®

 

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