Fallece Ramón Sota, una de las grandes figuras de la historia del Golf español

Ramón Sota Ocejo, una de las grandes figuras de la historia del golf español, ha fallecido a la edad de 74 años. Nacido en Pedreña (Cantabria) el 23 de abril de 1938, Ramón Sota brilló con especial intensidad en la década de los años 60 y principio de los 70, ejerciendo de puente entre dos generaciones de excelentes jugadores que lideraron el desarrollo del deporte del golf en nuestro país.

Ganador de numerosos torneos de carácter profesional alrededor del mundo, Ramón Sota comenzó de caddie en el Real Club de Golf de Pedreña antes de imponerse en los principales Opens nacionales de Europa que constituyeron la base del actual European Tour, creado en 1972, justo cuando el golfista cántabro culminó la parte más brillante de su intensa trayectoria deportiva.

Entre sus logros se encuentran, al margen de otros muchos títulos, cuatro Campeonatos de España de Profesionales, el Open de España (1963), tres Open de Portugal y un Open de Francia.

Además, en 1965 concluyó en sexta posición en el Masters de Augusta, la mejor actuación de cualquier golfista europeo en tan prestigiosa competición hasta esa fecha.

Con posterioridad, en 1971, concluyó primero en el Orden de Mérito Europeo, el año anterior al nacimiento del nuevo Circuito Europeo Profesional, donde compitió sólo en 1972. Retirado del golf de elite ese mismo año, retornó a mediados de los años 90 para participar en algunos torneos del Circuito Senior Europeo.

Nada más dejar de competir al más alto nivel, Ramón Sota fue solicitado para dirigir el recién fundado Club de Golf de Villamartín, en Alicante, si bien su sueño se vio realmente cumplido cuando promovió el Club de Golf Ramón Sota, en la localidad cántabra de Agüero, 9 hoyos pares 3 diseñados por Severiano Ballesteros e inaugurados en 2001, donde ha desarrollado una excelente Escuela de Golf, catalogado por muchos usuarios como ‘mini Augusta’.

Tío de Severiano Ballesteros –sobre quien ejerció una profunda ascendencia–, Ramón Sota destacó como profesional del golf en una época completamente distinta a la actual, arañando a base de trabajo, esfuerzo y talento un loable reconocimiento en una actividad deportiva que, entonces con unas endebles estructuras, contribuyó a engrandecer de manera tremendamente significativa.

Buena culpa de ello tuvo la segunda plaza conseguida por España en la Copa del Mundo de 1963 –de la mano de Ramón Sota y Sebastián Miguel, a quienes se les concedió por ello la Cruz de Isabel la Católica– y, más aún, un nuevo subcampeonato en este mismo torneo en 1965, competición que se disputó en España y que supuso uno de los primeros y verdaderos boom del golf en nuestro país, con una repercusión mediática que lo acercó por primera vez al conjunto de la sociedad española.

Ramón y Sota y Ángel Miguel, pareja española entonces, sólo fueron superados por los sudafricanos Gary Player y Harold Henning.

En aquel año de 1965 Ramón Sota ganó además el Open de Francia con un albatros en la jornada final, 62 golpes en su tarjeta que en aquel entonces constituyó récord del mundo de menos golpes en un torneo profesional.

Tras repetidos triunfos hasta la conclusión de la década de los años 60 –también ganó varios torneos en el continente americano, con mención especial para el Open de Brasil de 1965 y el Open de Puerto Rico en 1966–, Ramón Sota fue distinguido con la Medalla al Mérito en Golf en 1965.

El año 1971 fue igualmente otro de los puntos álgidos de su completísima trayectoria deportiva. En aquel entonces Ramón Sota se distinguió como mejor jugador del Ranking American Express (que incluía seis abiertos continentales), seguido por Roberto de Vicenzo y el inglés Peter Townsend. Además, se erigió como mejor jugador del Continente Europeo (con seis abiertos continentales más el Open Británico) por delante de Jaime Gallardo y Ángel Gallardo.

Su hijo José Antonio le definió hace poco con estas palabras: “Es mi padre, mi maestro, mi entrenador, mi preparador… todo. Su filosofía es el trabajo, la lucha, la entrega, y esas son cualidades que uno debe desarrollar entrenando y por supuesto en el campo, hay que saber pelear la vuelta, tener esa garra y un espíritu combativo, y hay que saber salir airoso de un mal día. Todo eso nos lo ha transmitido nuestro padre”

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