La perseverancia, el trabajo y, por qué no, la cabezonería han llevado a Javier Colomo al triunfo en el Campeonato de España de Profesionales Masculino Trofeo Izki Golf, tres jornadas de tremendo esfuerzo y una ronda final para el recuerdo, un conglomerado de emoción y espectáculo que constituye el reflejo del golf en estado puro.
La batalla por el título, como se preveía, fue cruenta desde el primer instante, con más de una decena de jugadores con el cuchillo entre los dientes ofreciendo réplicas y contrarréplicas a las sucesivas propuestas ganadoras de cada uno de ellos.
En continua alerta, respondiendo a los fieros ataques, el liderato se convirtió en cuestión multitudinaria desde muy pronto, una situación compartida a la que fueron accediendo a velocidad de vértigo numerosos jugadores.
La virulencia de los ataques fue tal, los frentes abiertos tan numerosos, que Javier Colomo perdió pronto la privilegiada soledad de esa primera plaza labrada mediante tres jornadas precedentes repletas de duro trabajo.
Ni siquiera un ilusionante birdie en el hoyo 1, que abría un poco más la brecha con respecto a Gabriel Cañizares y el resto de candidatos al título, fue suficiente para experimentar una situación relajada, entre otras cosas porque dos tropezones casi consecutivos del golfista extremeño –en los hoyos 3 y 5– convirtieron la parte alta de la clasificación en un auténtico sálvese quien pueda.
Apiñados, pidiendo paso en el estrecho tubo en el que se convirtió la primera plaza, Gabriel Cañizares, Luis Claverie, Alfredo García Heredia, Carlos González, Jesús María Arruti y Sebastián García Rodríguez alcanzaron el liderato en un momento determinado del último recorrido, triple, cuádruple e incluso quíntuplemente compartido en diversos momentos de la jornada.
Mención especial, en esos dos primeros tercios del bello recorrido de Izki Golf, para el madrileño Sebastián García Rodríguez, que con cuatro birdies y un eagle en los doce primeros hoyos se desvelaba como el auténtico tapado del torneo, disimuladamente escondido en las tres rondas anteriores antes de solicitar a gritos el máximo protagonismo.
Lejos de arrugarse ante ese ataque masivo, Javier Colomo se mantenía impertérrito, compartiendo hueco en esa maraña multitudinaria de un torneo que olía a intenso, espectacular y apasionante playoff de desempate.
La máxima igualdad, no obstante, dio paso a un duro y selectivo proceso de adelgazamiento de la primera plaza conforme la tensión se hacía insoportable, errores nimios en las salidas de los tees, golpes de aproximación incompletos o putts milimétricamente desviados que tenían consecuencias devastadoras.
Le ocurrió a Alfredo García Heredia, a Luis Claverie, a Gabriel Cañizares… a todos los perseguidores de Javier Colomo a excepción de uno, el madrileño Sebastián García Rodríguez, que emplazó al extremeño a un duelo a distancia, toda vez que, una hora antes, entregó una sensacional tarjeta de 8 bajo par a la que añadió, a los méritos antes referidos, otros dos birdies en los hoyos 16 y 18.
Con 11 bajo par en la casa club, con Javier Colomo en la salida del hoyo 14 poco después de arañar un eagle salvador en el hoyo 12, el golfista extremeño, también con 11 bajo par, pasó a enfrentarse a su invisible rival mediante una rara combinación de serena agresividad.
Par, par, par, par y salida espectacular desde el hoyo 18, por encima de los árboles, para ganar metros. Doscientos sesenta metros de distancia hasta el antegreen elevado como segundo golpe. Una caricia para elevar la bola y dejarla a metro y medio de bandera. Putt firme y recto para ganar el título de campeón de España. Felicidad plena. El triunfo de la perseverancia.
Colomo: “Estoy tremendamente contento porque es el triunfo al trabajo de muchos años. Me ha costado mucho llegar hasta aquí, pero este año los resultados están saliendo poco a poco, por lo que estoy muy orgulloso. La jornada ha sido durísima, sobre todo porque el comienzo de mi vuelta ha sido terrible. ¡El cañazo del hoyo 5 ha sido tremendo! Por fortuna, a partir del hoyo 8 me he centrado y luego ha llegado el Eagle del hoyo 12, fundamental, con un segundo golpe de aproximación que posiblemente sea el mejor de toda mi vida. En el hoyo 15 ya sabía que Sebastián (García Rodríguez) había acabado con 11 bajo par. Me valía un birdie, y llegó en el 18, con un putt que era de los que me dan miedo, de metro y medio. ¡¡Pero entró!!”