La edición 2012 del Greenbrier Classic ya comenzaba con algunas situaciones algo extrañas. Nadie daría por cierto antes del torneo que Tiger Woods o Phil Mickelson no pasarían el corte de este torneo. Ni que tras la exhibición en las tres primeras jonadas del campeón de US Open, Webb Simpson, con un solo bogey en su haber hasta la última jornada, dejaría de ser el claro vencedor del título a cuatro hoyos del final para ceder ante Ted Potter Jr, un eterno aspirante forjado a base de perseverancia y horas de prácticas, que entregaba una tarjeta con 64 golpes tras un reñido playoff con Troy Kelly, quien también había demostrado su valía las jornadas anteriores. Un playoff en el que la victoria podía haberse decantado a cualquier parte tras tres hoyos de desempate. En el segundo, Potter Jr. erró en un putt de metro y medio que daría un poco de vida a un Kelly que sufría para obtener el empate.
Fallar un putt de metro y medio cuando has dedicado prácticamente tu vida a un deporte que no te ha dado muchas alegrías y que solo ha sido esfuerzo y sacrificio, pareció espolear a Ted. Se enfrentaban al tercer hoyo de desempate, par 3, y Potter Jr. enviaba la bola a un metro de embocar y resolvía un torneo que en principio, no estaba destinado a ganar.