Independientemente de los motivos que han llevado a numerosas leyendas del deporte a bajar a los infiernos, el deporte y las carreras truncadas en plena cumbre forman un binomio de éxito. El 14 de abril de 2019, permanecerá en la memoria de Tiger como el día de su regreso. El día que vencía en el Master y se enfundaba su quinta Chaqueta Verde, tras once años sin ganar ningún grande. Viendo su juego uno tiene la sensación de que nunca debió irse, de que nada debió entorpecer la carrera de alguien con tanto talento. Y es que la fuerza con la que resurgen las malogradas estrellas es directamente proporcional a la fuerza con la que cayeron. Tiger Woods is back
En este nuevo escenario la carrera de Tiger Woods debería retomarse donde lo dejó, como uno de los jugadores de golf más grandes de la historia. Aquel chico al que su padre, marine de los Estados Unidos educó a toque de corneta desde que, con apenas 6 meses remedaba sus movimientos con el palo de golf y que a la edad de 5 años ya aparecía en Golf Digest como un prodigio, ha pulverizado unos cuantos records, incluido el de la audiencia.
Con Tiger el golf se convierte en espectáculo con mayúsculas
En 1997 con 22 años se convertía en el jugador más joven de la historia en conseguir el Gran Slam (ganar los cuatro Majors) y el segundo por detrás de Jack Nicklaus (él tiene 18 Majors) con 14. La comparación con el “Oso Dorado” ha sido inevitable desde el principio. Llenando páginas y páginas, y no sólo de la prensa deportiva, en las que la pregunta de cuándo batiría Tiger el record de Nicklaus llevó al deporte del golf a otro nivel.
La jornada del sábado en Augusta fue la más vista desde 2015 en Estados Unidos. La del domingo batió todos los registros históricos. Con Tiger el golf se convierte en espectáculo con mayúsculas y él parece ser el único capaz de poner la maquinaria mediática en marcha.
Los dos próximos Majors, el PGA Championship que se jugará en Bethpage en mayo y el US Open en Pebble Beach en el mes de junio, batirán sin duda todos los records de audiencia para ver al Tigre rugiendo de nuevo.